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de Griselda Gambaro
Los siameses
de Griselda Gambaro
GAMBARO, Griselda (Buenos Aires, 1928)
Inicialmente, autora de novelas que posteriormente adapta a teatro. Vinculada a
las experiencias renovadoras del Instituto Di Tella, estrena varias obras en la
década del 60: "El Desatino", "Viejo Matrimonio"; "Las
Paredes", "Los Siameses"; "El Campo". Posteriormente,
estrena "Nada que Ver" (1972); "Solo un Aspecto" (1974);
"Real Envido, Decir Sí" (1981); "La Malasangre" (1982);
"El Despojamiento" (1983); "Puesta en Claro" (1986);
"Antigona Furiosa" (1986) "Penas sin Importancia" (1990).
Sus obras han sido estrenadas, traducidas y publicadas en varios países. Se han
realizado también varios estudios y análisis de su producción, en Argentina y
en el Exterior.
REPARTO:
Lorenzo
Ignacio
Dos policías: El Sonriente
El Gangoso
Tres acompañantes para un entierro:
El viejo
Viejo 2º
El muchacho (joven)
PRIMER ACTO
ESCENA I
INTERIOR DE UNA PIEZA AMUEBLADA CON UNA
PEQUEÑA MESA DE PINO, UN BANQUITO, TRES SILLAS, UN ROPERO DESTARTALADO Y DOS
CAMAS DE UNA PLAZA CON LOS COLCHONES A LA VISTA, SIN SABANAS, AUNQUE CON DOS
FRAZADAS ORDINARIAS A LOS PIES. SOBRE LA MESA, UNA BOTELLA CON AGUA Y DOS
VASOS. EN UN RINCON, EN EL SUELO, UNA PILA ALTISIMA DE DIARIOS VIEJOS. UNA
PUERTA QUE DA A LA CALLE. ALEJADA DE ESTA PUERTA, PERO TAMBIEN SOBRE LA CALLE,
UNA ALTA VENTANA CERRADA, SIN CORTINAS. OTRA PUERTA, CON UNA GASTADA CORTINA DE
LONA, CONDUCE A UN PATIO INTERIOR.
AL LEVANTARSE EL TELON, LA ESCENA APARECE
VACIA UNOS INSTANTES. SE ESCUCHAN LUEGO LOS PASOS DE ALGUIEN QUE VIENE
CORRIENDO ATROPELLADAMENTE. ENTRA LORENZO Y EN SEGUIDA CIERRA LA PUERTA CON
LLAVE, COMO SI ALGUIEN LO PERSIGUIERA. CON INMENSO ALIVIO, SE APOYA CONTRA LA
PARED Y EMPIEZA A REIR A CARCAJADAS. ES EVIDENTE QUE ACABA DE ESCAPAR DE UN
PELIGRO Y LO FESTEJA, AUNQUE LA FATIGA LE CORTA LA RISA, LA VUELVE ESPASMODICA.
POCO A POCO, CESA DE REIR. UNA PAUSA.
LORENZO : (RESPIRANDO CON AGITACION) ¡Me
escapé! Puedo... correr mejor solo... que... acompañado. (SE PALMEA CON CARIÑO)
¡Qué corrida! (INCLINANDOSE, TANTEA Y PALMEA SUS PANTORRILLAS) ¡Músculos de
corredor! Sí, son músculos de corredor, fuertes, resistentes. ¿Por qué no me
habré dedicado al deporte? Mi nombre en los periódicos. El gran... gran...
gran... (SE VA DESLIZANDO, PEGADO A LA PUERTA, HASTA QUEDAR SENTADO EN EL
SUELO, EXHAUSTO) Podría... haber seguido... corriendo... hasta... hasta...
(BRUSCAMENTE RECUERDA ALGO QUE LE CAUSA GRACIA Y ROMPE A REIR) ¡Ignacio, el
pobre Ignacio con sus piernas de goma! (SIN PODER DETENERSE, RIE CON ESTERTORES
DE FATIGA. SE INTERRUMPE SOLAMENTE CUANDO MUEVEN EL PICAPORTE Y GOLPEAN A LA
PUERTA. SE OYE LA VOZ ENTRECORTADA Y ANGUSTIADA DE IGNACIO) VOZ DE IGNACIO :
¡Abrime, Lorenzo! ¿Por qué cerraste con llave? ¡Abrí! (LORENZO ESCUCHA CON
CIERTO AIRE DE ATENCION CORTES Y NO CONTESTA) ¡Abrí, que se acerca! ¡No seas
loco! ¡Abrí!
LORENZO : (SIN MOVERSE) ¡Ya va! (BAJA, CASI
PESAROSO) Está frito.
VOZ DE IGNACIO : (CADA VEZ CON MAYOR
URGENCIA) ¡Abrí de una vez! ¿Por qué cerraste?, ¡Maldito seas! (DESESPERADO)
¡Se me viene encima! ¡Abrí!
LORENZO : (CON ACENTO TRANQUILIZADOR, PERO
SIN MOVERSE) ¡Te abro! ¿Estás solo?
VOZ DE IGNACIO : ¡Abrime!
LORENZO : ¡En seguida! ¡Lo que pasa es que se
me enganchó una uña!
VOZ DE IGNACIO : ¿Por qué cerraste?
LORENZO : ¿No me creés? Se me... enganchó en
el pantalón. Inverosímil.
VOZ DE IGNACIO : ¡Abrí!
LORENZO : ¿Estás solo?
VOZ DE IGNACIO : ¡Dobló la esquina! (CASI
LLORANDO DE DESESPERACION) ¡Por favor, abrime, por favor, abrime! (GOLPEA,
AGITA EL PICAPORTE)
LORENZO : (FASTIDIADO) ¡No rompas la puerta!
¿Estás solo? Es lo que te pregunté. (ALZA LA VOZ. CON BUENA VOLUNTAD)
¿Escuchás? ¿Te paso un papelito debajo de la puerta? (SE LEVANTA, TOMA UN PAPEL
DEL CAJON DE LA MESA Y ESCRIBE ALGO, PRIMERO DE PIE, LUEGO TOMA UNA SILLA Y SE SIENTA.
ESCRIBE LENTAMENTE, CON DIFICULTAD Y PARSIMONIA. IGNACIO SIGUE GOLPEANDO LA
PUERTA)
VOZ DE IGNACIO : ¿Por qué no me abrís?
(DESESPERADO) Te... te... te conseguiré una chica. ¡Me alcanza! ¡No seas
cretino! ¡Lorenzo, Lorenzo!
LORENZO : (LEVANTA LA VISTA DEL PAPEL, SE
INCORPORA Y SE APOYA SOBRE LA MESA. PREGUNTA, TRANQUILO) ¿Está cerca?
¿Escuchás? ¡Te pregunto si está cerca! A ver si abro y me salta encima. No
quiero sorpresas. ¿Está cerca? ¿Escuchás? (ATIENDE UN MOMENTO, PERO SOLO SE
OYEN LOS "¡ABRI, ABRI!" DESESPERADOS DE IGNACIO Y SUS GOLPES CONTRA
LA PUERTA. LORENZO, DESPECTIVO) No, no escuchás nada. Tu miedo no te permite
escuchar nada. (SE SIENTA NUEVAMENTE) Mejor que escriba también esto. (DELETREA
MIENTRAS ESCRIBE LENTAMENTE) Querido IGNACIO : te pregunto si está cerca...
(LEVANTA LA CABEZA Y SE RASCA DUBITATIVAMENTE EL MENTON. DE PRONTO, SE ESCUCHA
UN ALARIDO DE IGNACIO Y LAS SACUDIDAS DE UN CUERPO VIOLENTAMENTE ARROJADO Y
GOLPEADO CONTRA LA PUERTA. LORENZO, ENSIMISMADO) ¿Escribo lo del miedo o no?
No, va a ofenderse. ¡Cuántas delicadezas! (ALZA LA CABEZA Y ESCUCHA.
TRANQUILAMENTE PESAROSO) Van a romper la puerta. (SE LEVANTA Y PASA EL PAPELITO
DEBAJO DE LA PUERTA) Esperá, te paso el lápiz. (LO HACE) ¡Contestame por
escrito! ¡Quiero saber si estás solo! (ESCUCHA CON EL MISMO AIRE DE ATENCION
CORTES LOS GOLPES Y SACUDIDAS. LOS ALARIDOS DE IGNACIO SE HAN TRANSFORMADO EN
GEMIDOS QUE DISMINUYEN Y CESAN. LORENZO PEGA EL OIDO CONTRA LA PUERTA.
SILENCIO. GOLPEA CON LOS NUDILLOS. LLAMA SUAVEMENTE) ¿Ignacio? (UNA PAUSA)
¡Ignacio! (UN RONQUIDO COMO RESPUESTA! ¿No podés hablar? ¿Hay gente? (SILENCIO)
¿Recibiste mi esquela? (SE APARTA, FASTIDIADO) ¡se calla, se calla! ¿Cómo vamos
a entendernos? (SE ACERCA OTRA VEZ A LA PUERTA, BAJO) ¿Estás solo? ¿Se fue? (POR
CONTESTACION, UN RONQUIDO AFIRMATIVO. LORENZO, CASI TRISTEMENTE) ¿Por qué no
fuiste a otro lado? Las puertas cerradas son puertas cerradas. (UNA RISITA) Las
puertas abiertas están abiertas, desde el principio. Se ve en los chicos. Yo,
de chico, daba todos los juguetes, quería hacerme simpático. (DESCUBRIENDOLO,
FELIZ) No se ve en los chicos, no tengo nada que ver con el chico que fui: no
doy nada, cierro las puertas (RIE) Fui un niño parricida. ¿Y vos, Ignacio?
Nacimos juntos y no me acuerdo de cómo eras antes. (UN SILENCIO) ¿No podés
contestarme algo, una línea? Me aburre hablar solo. (SE AGACHA Y ESPIA POR EL
OJO DE LA CERRADURA) ¿Qué es lo que hay ahí? ¿Tu cabeza? Veo todo negro, ¿Qué
es? Apartate un poco. ¿Se lo escribo? (DUDA) No, es inútil. Es casi analfabeto.
(MIRA NUEVAMENTE Y RIE) ¡Te fuiste al suelo! (VE ALGO QUE LO IMPRESIONA Y DEJA
DE REIR. SE VUELVE, RECOSTANDOSE CONTRA LA PUERTA Y CIERRA LOS OJOS. CON
APESADUMBRADO ASOMBRO) ¡Oh! ¡Cómo te dejó! ¡Qué lástima! ¡Ignacio, Ignacio!,
¿Me oís? ¿Te desmayaste? (SE SUJETA EL COSTADO CON AMBAS MANOS COMO SI LO
ATACARA SUBITAMENTE UN DOLOR INTENSO) ¡Ay! (CAE DE RODILLAS Y SE ARRASTRA HASTA
LA MESA, DE UN CAJON SACA UNAS PASTILLAS Y TOMA ALGUNAS CON UN VASO DE AGUA. DE
RODILLAS VUELVE HACIA LA PUERTA. LASTIMERO) Ignacio, levantate, te necesito.
(PERMANECE RECOSTADO CONTRA LA PUERTA, MECIENDOSE CON GEMIDOS DE DOLOR)
VOZ DE IGNACIO : (LEJANA Y DEBIL) Lorenzo...
LORENZO : (ALERTA) ¡Sí!
VOZ DE IGNACIO : Abrí la puerta.
LORENZO : (DUDA, SE MUERDE LOS LABIOS) ¿Se fue?
VOZ DE IGNACIO : Sí. Se fue.
LORENZO : (DESCONFIADO) ¿Estás seguro? ¿Si
vuelve?
VOZ DE IGNACIO : (DESFALLECIDO) No. (UNA
PAUSA) No. No va a volver.
LORENZO : ¿Cómo lo sabés? Nos pegará a los
dos. Si me ve, recordará que estábamos juntos y empezará a repetir golpes de
nuevo.
VOZ DE IGNACIO : No.
LORENZO : Y no me pegará a mí solo. Un golpe
a mí, otro a vos. Recibirás otra ración, ¿para qué? No la aguantarás. Tené
paciencia, ¿eh? Dormí, ¿por qué no dormís un poco? Los golpes se te curarán
durante el sueño. Descansá.
VOZ DE IGNACIO : Dame agua.
LORENZO : (VOLUNTARIOSO) Sí, sí, agua te doy.
¡Cómo no! Toda la que quieras. (SE LEVANTA AGILMENTE, SIN MANIFESTAR AHORA
NINGUN DOLOR, Y LLENA UN VASO CON AGUA. SE ENCAMINA CON DECISION HACIA LA
PUERTA, LA VE CERRADA Y, SIN INMUTARSE, SE INCLINA Y HACE DESLIZAR EL AGUA POR
DEBAJO. LA EMPUJA CON UNA ESCOBA. CARIÑOSO) ¿Podés? (MIRA POR EL OJO DE LA
CERRADURA) Despacio... Despacito... No te atores. ¿Qué escupís? (AGRAVIADO) ¿Mi
agua? (MIRA. RIE DIVERTIDO) ¡Un diente! ¡Justo el del medio! Tu belleza...
(RIE) ¿Dónde ha ido a parar? ¡Ahora podés trabajar en un circo! (SE INTERRUMPE
SINCERO) Lo siento. No quería herirte.
VOZ DE IGNACIO : (EXANIME) Lorenzo. Lo...
ren... zo.
LORENZO : (CON PESAR) No me llamés. ¿Qué te
pasa? No puedo abrir. Si vuelve, nos pegará a los dos. Es un tipo fuerte, muy
bruto. No hará distingos. No dirá: a éste le pegué y ahora lo dejo tranquilo,
pobre tipo. Me dedico a éste, (SEÑALANDOSE) a mí. No dirá eso. Te pegará otra
vez, pobre Ignacio. En cambio, si te ve en el suelo, todo sangrante, sin
diente... Tiene aspecto animal, pero nadie le pega a un caído. Supongo... Y si
fueras un cadáver, todavía estarías más seguro.
VOZ DE IGNACIO : Lorenzo...
LORENZO : (MUY IRRITADO) ¡Lorenzo, Lorenzo!
¡No abro! ¡Dejame en paz!
VOZ DE IGNACIO : Me duele todo... el
cuerpo...
LORENZO : (COMPASIVO) ¿Querés
más agua? ¿Sabés lo que voy a hacer? Me acostaré aquí, en el suelo. ¿Estás
conforme? No quiero que te sientas solo, Ignacio. ¿Te sirve de algo, te
consuela? (SE TIENDE LARGO A LARGO JUNTO A LA PUERTA. BOSTEZA) ¡Qué sueño!
(IGNACIO RASCA LA PUERTA. FASTIDIADO)
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