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de Susana Torres Molina
Extraño juguete
de Susana Torres Molina
REPARTO :
Perla
Maggi
Angélica
(EN ESCENA HAY DOS MUJERES, PERLA Y ANGELICA,
TIENEN ENTRE 35 Y 40 AÑOS. TODA LA OBRA TRANSCURRE EN UN LIVING-COMEDOR,
CONFORTABLE PERO CON CIERTO AIRE PUEBLERINO)
(PERLA CRUZA EL ESCENARIO. LLEVA VASOS EN LA
MANO. LOS GUARDA EN UN APARADOR, VA DE UN LADO A OTRO, TRAYENDO Y LLEVANDO
COSAS. ANGELICA ESTA SENTADA EN UNA SILLA. MUY LENTAMENTE SE PONE UNAS MEDIAS
DE NYLON. LUEGO SE LEVANTA. DESCALZA. SE MIRA EN EL ESPEJO. SE ARREGLA EL
VESTIDO. SE SIENTA NUEVAMENTE FRENTE AL ESPEJO. PERLA, QUE HA TERMINADO DE
ACOMODAR EL AMBIENTE, SE DIRIGE HACIA ANGELICA. SE MIRAN UNOS INSTANTES, PERLA
TOMA UN PEINE Y COMIENZA A PEINARLA.
ANGELICA : (CON VOZ ANIÑADA) ¡Ay, me duele!
PERLA : Tenés que peinarte más seguido.
ANGELICA : ¿Qué hora son?
PERLA : Las cuatro. ¿Por qué?
ANGELICA : ¡Me olvidé! ¡La novela! ¡Está por
terminar! ¡Dale! ¡Apurate!
PERLA : Quedate quieta que te va a doler más.
ANGELICA : Esa manía de hacerme trenzas que
tenés.
PERLA : Así estás más arreglada.
ANGELICA : (CON SORNA) Para vos estoy
arreglada. (PAUSA CORTA) Voy a comprarme un sombrero.
PERLA : ¡Estás loca! No se usan más.
ANGELICA : En las revistas las mujeres
siempre usan sombreros.
PERLA : (TERMINA DE PEINARLA) Sí, en las
revistas... Bueno, ya está.
ANGELICA : (MIRANDOSE EN EL ESPEJO) Demasiado
achatado. Me hace cara de torta.
PERLA : (SIN MIRARLA) Te queda muy bien.
ANGELICA : ¿Te fijaste? Me estoy quedando
pelada. (SE TOCA)
PERLA : Siempre decís lo mismo.
ANGELICA : (CASI LLORIQUEANDO) ¿Y mis
zapatos? ¿Dónde están mis zapatos?
PERLA : Debajo tuyo. ¿No los ves? Mirá que
sos desordenada.
ANGELICA : (EXITADA) ¡La novela!
PERLA : (AMENAZANTE) ¡Despacito, eh! Te lo
digo una sola vez.
ANGELICA : (PRENDE LA RADIO) Termina este
mes. La madre está muy enferma. (HABLA SIN MIRAR A PERLA)
PERLA : ¿Quién? ¿De qué hablás?
ANGELICA : La madre. Doña Clotilde.
PERLA : ¿Doña Clotilde? (ASPERA) ¿Quién es?
ANGELICA : La madre... la madre de
"Sangre en las venas"
PERLA : ...
ANGELICA : ¡La novela!
PERLA : Siempre con las mismas pavadas. No
cambiás nunca.
ANGELICA : El hijo está lejos. ¡Pobre! Ella
no sabe nada.
PERLA : Ché. (MIRANDOSE EN EL ESPEJO) ¿esta
pollera me hace gorda?
ANGELICA : (SIN MIRARLA) Ella quiere verlo
antes de morir. Le tiene que decir algo muy importante.
PERLA : ¿Me escuchaste?
ANGELICA : No sabe donde esta, nadie sabe
donde está.
PERLA : Te pregunté algo, ¿no?
ANGELICA : (PAUSA) ¡Está tan mal!
PERLA : ¿Quién?
ANGELICA : Doña Clotilde. ¡Pobre! ¡A su
edad...! (SE RETUERCE EN LA SILLA)
PERLA : (ENOJADA) Querés quedarte quieta, que
te arrugás el vestido.
(ANGELICA, ESTA ESCUCHANDO SU NOVELA CON EL
OIDO PRACTICAMETNE PEGADO A LA RADIO. PERLA, SACA UN TEJIDO Y COMIENZA A TEJER)
(PAUSA)
PERLA : ¿Hiciste la cama?
ANGELICA : ¡Callate, que no oigo! ¡Un
telegrama!
PERLA : Me tenés podrida con tus pavadas. (LE
TIRA UNA MADEJA DE LANA) Ayudame.
ANGELICA : ¿Qué tiene que decir, que es tan
importante?
PERLA : Tendríamos que cortar el pasto. Es
una vergüenza.
ANGELICA : Es de Roma. Avisa que viene.
PERLA : Esta mañana, por la ventana vi a un
hombre mirando la casa.
ANGELICA : ¡Por fin! Ahora se puede morir
tranquila.
(AL APAGAR LA RADIO, SE ENREDA DE LA LANA)
PERLA : ¡Cuidado! ¡Mirá lo que hacés!
ANGELICA : Bueno, apurate, me aburre estar aquí.
(PAUSA)
PERLA : Angélica.
ANGELICA : ¿Qué?
PERLA : Mirame bien. ¿Qué edad aparento?
ANGELICA : ¡Y... tu edad! ¡Que se yo!
PERLA : ¿Estás segura?
ANGELICA : (SUBITAMENTE INTERESADA) ¿Cómo era
el hombre?
PERLA : Hay días que me siento joven...
ANGELICA : ¿Alto?
PERLA : Una chiquilina...
ANGELICA : ¿Alto?
PERLA : (CON SOSPECHA) Sí, ¿por qué?
ANGELICA : ¿De espaldas anchas?
PERLA : Sí.
ANGELICA : ¿De... unos cuarenta años?
PERLA : Sí... ¿lo viste?
ANGELICA : (MISTERIOSA) No sé. Me pareció.
PERLA : ¿Dónde?
ANGELICA : No sé. (PAUSA) Está oscureciendo.
PERLA : Son apenas las cinco.
ANGELICA : Pero ya es de noche.
PERLA : Mañana, bien temprano, cortamos el
pasto.
ANGELICA : ¡Ufa! Siempre dando órdenes.
PERLA : Si no fuera por mí, esto sería un
chiquero.
ANGELICA : (PICARA) ¿Sabés qué soñé anoche?
PERLA : ¡¿Qué?!
ANGELICA : Que te morías. (PERLA, LA MIRA
FIJO) Bueno, ché, fue un sueño.
PERLA : (MUY SERIA) ¿Qué hay de comer?
ANGELICA : Milanesas a la napolitana.
PERLA : ¿No te dije que estoy a régimen?
ANGELICA : A mí me gustan las milanesas.
PERLA : A mí también me gustan las milanesas.
Pero no quiero engordar, ¿entendés? (PAUSA. SE TOCA EL VIENTRE) ¡Me quiero
cuidar!
(ANGELICA, BAJA LA MIRADA. PAUSA CORTA)
PERLA : Ché, ¿cómo era el sueño?
ANGELICA : ¿qué sueño?
PERLA : El de anoche.
ANGELICA : (PICARA) Ibamos juntas a un parque
de diversiones y subíamos a la montaña rusa...
(PAUSA)
PERLA : ¿Y?
ANGELICA : De repente te enojabas por algo y
te parabas en el trencito... (PAUSA LARGA)
PERLA : Ché, ¿qué te pasa?
ANGELICA : Me olvidé...
PERLA : Tenés que acordarte. ¡Vamos! ¡Hacé
memoria!
ANGELICA : ¿Cómo era...?
PERLA : ¡Dale! ¿Qué te pasa? ¡Contá!
ANGELICA : (CONFUNDIDA) Sí, te parabas en el
trencito... y te ponías a gritar... y yo te miraba... y de repente... el
trencito bajaba de golpe, shunn (HACE SEÑAS CON LA MANO) a toda velocidad y vos
te caías para abajo (SE EMPIEZA A REIR) y mientras caías, seguías gritando, y a
mí me hacía mucha gracia ... y me reía... (SE RIE) me daba un ataque de risa...
(TENTADA) ... estabas graciosa cayéndote con las piernas abiertas.
PERLA : (INDIGNADA) ¡Qué imbécil!
ANGELICA : (RIENDO) ¿Y para qué me preguntás?
PERLA : (COMO PENSANDO EN VOZ ALTA) Sí, no sé
para qué te pregunto...
ANGELICA : Te falta sentido del humor.
(PAUSA) Por eso te dan más edad de la que tenés.
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