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Por Eduardo Rovner
Compañía
Por Eduardo Rovner
PERSONAJES
ANA
OSVALDO
MAGDA
EL AMBITO ESCENICO ES EL LIVING DE LA CASA DE
ANA Y OSVALDO. MUEBLES CLASICOS, ADORNOS Y FOTOS DE LOS HIJOS DAN UN CLIMA DE
CUIDADO Y SOLEDAD DEL MATRIMONIO.
ES DE NOCHE. ANA, SOLA, TRABAJANDO CON UNA
MAQUINA DE TEJER. BOSTEZA, SE PARA, SE DESPEREZA, MIRA SU RELOJ, DUDA DE QUE
HACER, HASTA QUE SE VUELVE A SENTAR Y SIGUE TEJIENDO. SE OYE RUIDO DE LA
CERRADURA, SE ABRE LA PUERTA Y ENTRA OSVALDO CON UN PAQUETE QUE DEJA, LO MAS
DISIMULADAMENTE POSIBLE, EN UN COSTADO. ANA LO MIRA SORPRENDIDA. OSVALDO LLEVA
UN TRAJE GRIS MUY USADO, EL CUELLO DE LA CAMISA DESABROCHADO Y LA CORBATA
FLOJA.
ANA : ¿Qué hacés, viejo?... (OSVALDO SE
ACERCA Y LE DA UN BESO) ¿Fuiste a jugar al billar?... (OSVALDO NIEGA) Me
hubieras llamado... Estaba... aburrida, no sabía qué hacer, iba a ir a visitar
a la nena, pero después pensé que en una de esas no tenías ganas de comer solo
y... bueno, al final me quedé.
OSVALDO : ... No sabés lo que me pasó.
ANA : ¿Un desalojo?
OSVALDO : No... no...
ANA : ¿Comiste?... Yo ya comí, tenía
hambre...
OSVALDO : No, pero no tengo hambre.
ANA : Te preparé una ensalada por las
dudas...
OSVALDO : No, te dije que no quiero comer...
Dejame contarte qué me pasó.
ANA : Esperá, antes que me olvide, te llamó
el Secretario del Juzgado... Quería preguntarte algo. ¿Te fuiste antes?
OSVALDO : Siempre llama por pavadas... Sí, me
fuí antes... Justamente te quiero contar.
ANA : Puede no ser una pavada... ¡Por eso no
me fuí! Como me dijo que no estabas, pensé que ibas a llegar temprano.
OSVALDO : (IMPACIENTE) ¡Ana, dejame contarte!
ANA : ¡Bueno, no te pongas así!... Encima que
me quedo...
OSVALDO : Perdoname, lo que pasa es que me
sucedió algo... no sé cómo llamarlo.
ANA : ¿Bueno o malo?... (OSVALDO DUDA, SE SONRIE)
¿Pero qué? ¡Decí!
OSVALDO : No se... me parece que es algo
fantástico, pero... (PAUSA)
ANA : Estaba en el Juzgado. Tres de la tarde.
Al Juez se le ocurrió, de golpe, poner todo al día y estaba imposible...
Gritos, nervios, papeles por todos lados. Me empecé a sentir mal.
ANA : ¿Te descompusiste?
OSVALDO : No, no... pero empecé a sentirme
agobiado, harto. ¡Mal!
ANA : ¿Y qué hiciste?
OSVALDO : En un momento me paré, fuí hasta la
ventana y miré para afuera.
ANA : ¿Y?
OSVALDO : Un sol radiante, una tarde
hermosa... ¿Sabés qué hice?
ANA : ¿Qué?
OSVALDO : Me fuí. Le dije a Echeverry que me
sentía mal y me fuí.
ANA : ¡No! ¿En serio? (OSVALDO ASIENTE) ¿Y
qué te dijo?
OSVALDO : Me dijo: -¿Justo ahora, Vernet?-
entonces le contesté: - ¿Y qué quiere que le haga? Me siento mal... ahora.
ANA : ¿Y te fuiste?
OSVALDO : Sí.
ANA : ¿Cómo te animaste?
OSVALDO : ¿Raro, no? El asunto es que me
animé... ¿Sabés qué? Para mí, que fue el destino.
ANA : ¿Por qué?
OSVALDO : Seguro... Ahora vas a ver... Agarré
el coche y me fuí a Palermo...
ANA : ¡Qué loco! ¿Estaba lindo?
OSVALDO : Maravilloso. Me senté en un banco
del Rosedal y me puse a mirar los reflejos del sol en el lago. Parecía un
sueño.
ANA : ¿Por qué no me viniste a buscar? Me
hubiera encantado estar con vos. Yo me pasé la tarde entre el trabajo éste...
(SEÑALA LA MAQUINA) y acomodando lo que se me ocurría...
OSVALDO : ¿No tenés que terminarlo para
pasado mañana?
ANA : Sí, pero en todo caso llamaba a la
dueña de la boutique y le decía que... no sé... cualquier excusa, pero me iba
con vos seguro... debía estar hermoso. ¿Hace cuánto que no hacemos algo así?
OSVALDO : Mucho. ¿No?
ANA : ¡Muchísimo! Me podrías haber llamado,
aunque sea para preguntarme.
OSVALDO : ... No se me ocurrió.
ANA : Sos ¿Eh? Yo no vi el sol... ¿Y estuviste
hasta ahora ahí?
OSVALDO : No... al ratito que estoy sentado
como hipnotizado, disfrutando de ese ensueño... (PAUSA)
ANA : ¿Qué pasó?
OSVALDO : ... En un momento miro para el
costado y veo, sentada en otro banco, una mujer que me mira y me sonríe. (PAUSA)
ANA : ¿La conocías?
OSVALDO : No.
ANA : Una busca.
OSVALDO : No, no... Yo pensé: -¿Me conocerá
de algún lado?- Pero enseguida me olvidé y seguí mirando el reflejo del agua en
las hojas de los árboles, en el pasto mojado...
ANA : ¡Apareció el poeta!
OSVALDO : Tendríamos que tener un jardín,
Ana.
ANA : ¿Justo ahora? Mejor conformate con las
macetas del patio. ¿Y qué hiciste después? Porque no debés haber estado mirando
el lago y los árboles hasta ahora.
OSVALDO : No, no... Después de un rato miré
de nuevo para el costado y, otra vez, la mujer, ésa que te conté, me sonreía y
me saludaba.
ANA : Insistente.
OSVALDO : Sí...
ANA : ¿Y?
OSVALDO : Y... yo ya me sentí incómodo, pero
además, no quería pasar por grosero, así que la saludé y le pregunté si la
conocía de algún lado.
ANA : ¿Para qué le preguntaste?
OSVALDO : ¿Y cómo no? Si a vos alguien te
saluda y vos no lo conocés ¿Qué hacés?
ANA : ¿Hablás en serio? ¡Mil veces me
saludaron hombres por la calle! ¿A vos te parecería bien que les dé
conversación a todos? ¡Si es la manera más común de enganchar una mujer!
OSVALDO : Bueno, pero acá fue distinto... Yo
no la saludé a ella.
ANA : Parecés un chico... ¿Y?
OSVALDO : ¿Y qué?
ANA : Después que le preguntaste si te
conocía. ¿Qué te dijo?
OSVALDO : Que no, pero que le gustaría
compartir ese momento tan agradable conmigo...
ANA : ¡Mirá vos! ¿Y vos qué le dijiste?
OSVALDO : ...Le dije que sí... ¿Qué le iba a
decir?
ANA : ¿Y entonces?
OSVALDO : ...Vino y se sentó al lado mío.
(PAUSA)
ANA : ¿Es una broma?
OSVALDO : No.
ANA : ¿Seguro?
OSVALDO : No, no es una broma. ¿Por qué?
ANA : Osvaldo, no te hagas el idiota.
OSVALDO : Eramos dos personas en una tarde
hermosa mirando el lago y nos sentamos juntos a compartir ese momento. ¿Qué
tiene de malo?
ANA : ¿Cómo era?
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