Descargar Gratis Equívoca fuga de señorita, apretando un pañuelo de encaje sobre su
pecho
de Daniel Veronese
Por favor... una vez más
PADRE:
(Pausa. Lee una carta) "No pudiendo
permanecer más en este encierro, me voy apretando sobre mi corazón este
pañuelito de encaje que me acompañará hasta que se pierda en algún camino, y
con él, lo juro, perderé la última posibilidad de recordar. Hubiese querido que
las cosas sucedieran de otra manera. Pero ya es tarde para mí. Adiós, para
siempre... Martina"
MADRE:
Para siempre...
PADRE:
(Pausa) Así decidió decirlo (Pausa. Cierra la
carta. La guarda) Se nos fue (Pausa) Al menos se pudo ir diciendo todo lo que
quiso.
MADRE:
¿Qué tendríamos que haber hecho para que se
quedara? Yo no lo sé
PADRE:
Nunca lo vamos a saber (Ella intenta ir hacia
la puerta. El la abraza) No ¿Dónde vas a ir ahora? Quedate aquí
MADRE:
Nuestra mente no llega a tanto. No resolvemos
dificultades menores ¿Como vamos a hacer para sobrellevar esto?
PADRE:
(Pausa. Sonríe agriamente) El tiempo todo lo
cura
(La Madre le pega una bofetada. Larga pausa)
MADRE:
Tenés razón, es mejor no salir a la calle
ahora. Ah, pero vas a ver, ya van a empezar a preguntar. Esos amigos, los
vecinos, sus compañeros de clase, todos, conozco a la gente. Y este muchacho
que todos los días viene con la excusa de arreglarnos la cocina. Es obvio que
venía por Martina. Ni se por qué lo dejanos entrar. Ella es tan chiquita para
esas cosas...
PADRE:
Me pegaste
MADRE:
(Pausa) Ya no puedo pegarle a nadie. Una
triste mañana, antes del desayuno, me encontré sin mi brazo derecho (Llora)
PADRE:
Querida, habrá que empezar a imaginarse la
vida sin ella
MADRE:
¿Pero qué le pedís a una madre? ¿Qué
olvide...?
PADRE:
Sí, mi amor.
MADRE:
No se puede olvidar (Toma una foto enmarcada.
La arroja al piso) Recuerdos... Los recuerdos me van a reventar los ojos
¿Anoche, como todas las noches, cuando entraste a arroparla y a apagar la luz
del velador...?
PADRE:
Tenés que tranquilizarte un poco
MADRE:
¿Pero no pudiste darte cuenta de que esto iba
a pasar?
PADRE:
Anoche dormía, como todas las noches
MADRE:
No, como todas las noches no. Seguro que ayer
no estaba descansando
PADRE:
Parecía soñar con ángeles
MADRE:
No era con ángeles con lo que soñaba. Soñaba
con un camino que la alejaba de todo lo conocido, de su familia. Nos guste o no
nos guste, su mente ya estaba preparando la fuga mientras todo parecía estar en
su sitio. ¿Su ropa ya colgaba de la percha?
PADRE:
Querida, sabés que...
MADRE:
(Interrumpiéndolo) Contestá ¿Le llevaste el
vaso de agua? ¿Lo pusiste sobre su mesita de luz, lo tapaste con la carpetita
gris de lino? Contestá
PADRE:
Sí, sí, lo hice
MADRE:
(Pausa) Ese es el sitio en que deben estar
las cosas en esta casa, cuando todo está en orden.
PADRE:
¿Entonces?... Nosotros no podemos sentirnos
culpables.
MADRE:
(Pausa) No
PADRE:
Nos fue imposible darnos cuenta de lo que
estaba tramando. Por lo menos nos tiene que quedar esa alegría serena, esa
tranquilidad en el alma.
(Larga pausa. Larga congoja. El Padre le
muestra la carta a la Madre)
PADRE:
Mirá... Dobló el papel prolijamente en cuatro
partes simétricas. Cada doblez en el lugar justo.
MADRE:
Al menos pudo ser prolija una vez en la vida
PADRE:
Ser prolija parecía que era su mayor
desesperación ¿Recordás como se esforzaba por perfumar su cuarto cuando recibía
a sus compañeros de la escuela... a su amiga preferida? Parecía no tener otra
necesidad que la de mejorar y hacer feliz a quienes la querían bien
MADRE:
Pero me abandona
PADRE:
Nos abandona. A vos y a mí. A los dos
MADRE:
¿Nunca vas a comprenderme? Seguramente no nos
verá nunca más a ninguno de los dos, pero esa hija es a mí a quién decidió
abandonar
PADRE:
¿Qué decís?
MADRE:
Me odiaba
PADRE:
Te adoraba
MADRE: Sabés que no
PADRE:
A nadie quería más en este mundo que a su
madre
MADRE:
Mentís
PADRE:
No...
MADRE:
Basta. Mentís (Pausa) Te lo agradezco, pero
tengo que aprender sola a enfrentar esta realidad. Los dos sabemos que no era a
mí a quién quería más. Era a vos
PADRE:
Pero... si a vos siempre te sonreía cuando
veía que lavabas su ropa de cama... cuando le preparabas su comida preferida...
cuando le planchabas...
MADRE:
¿Qué tiene que ver eso? Escúchenlo ¿Ese es
todo el cariño que una hija debe brindar a su madre? A vos te permitía entrar a
su pieza a arroparla por las noches
PADRE:
No podés hablar así, ahora
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