lunes, 15 de abril de 2013

Descargar Gratis El nuevo mundo de Carlos Somigliana



Descargar Gratis El nuevo mundo

de Carlos Somigliana




 



El nuevo mundo

de Carlos Somigliana

 


SOMIGLIANA, Carlos (Buenos Aires, 1932-1987) Incorporado a la llamada generación de los 60, debutó con "Amarillo" en 1965. Después da a conocer "Amor de Ciudad Grande" y edita en 1967 "La Bolsa de Agua Caliente" y estrena "De la Navegación" (1969); "El Ex-Alumno" (1979), "El Nuevo Mundo" (1981) e "Historia de una Estatua" (1983). Escribió también varios guiones televisivos y adaptaciones de obras clásicas.


EL NUEVO MUNDO, se estrenó el 18 de agosto de 1981 en el Teatro "Tabaris" de Buenos Aires.




REPARTO:
Lucinda
El Marqués
Madame Roberta
Fray Nicasio
El Comisario
El Ministro
La Cantante


LA ACCION TRANSCURRE EN UNA IMAGINARIA CAPITAL SUDAMERICANA, HACIA 1815. UN AMPLIO Y SUNTUOSO DORMITORIO, CON LA PRESENCIA EXCLUSIVA PERO IMPRESCINDIBLE DE UNA ENORME CAMA. LA AMBIENTACION Y EL VESTUARIO NO DEBERAN PREOCUPARSE EXCESIVAMENTE POR LA FIDELIDAD HISTORICA; POR EL CONTRARIO, QUIZAS CONVENGAN ALGUNOS TOQUES DELIBERADAMENTE ANACRONICOS.
CON EVIDENTES MUESTRAS DE TEMOR ENTRA LUCINDA -UNA JOVENCITA DE QUINCE A DIECIOCHO AÑOS-, SEGUIDA SIGILOSAMENTE POR EL MARQUES DE SADE; POR ESTA EPOCA TENDRIA SETENTA Y CINCO AÑOS. VISTE COMO UN MARQUES DEL "ANCIEN REGIME", CON PELUCA EMPOLVADA Y TODO. LLEVA EN LA MANO UNA MONEDA DE ORO QUE LA MUCHACHA CONTEMPLA ENCANDILADA.


MARQUES : (HABLA COMO CHARLES BOYER EN LAS TRADUCCIONES PORTORRIQUEÑAS DE T.V., MIENTRAS MIRA A SU ALREDEDOR CON NO DISIMULADA ADMIRACION) ¡Parbleu...! ¡Cómo ha progresado la pequeña Roberta...!
LUCINDA : Mi ama me matará si se entera de que lo he dejado entrar aquí.
MARQUES : Ya te he dicho que no debes preocuparte. Soy un antiguo amigo de tu ama.
LUCINDA : No importa. Ella dice que todos los hombres son iguales...
MARQUES : Qué desdichada idea... ¿No me digas que Roberta se ha vuelto democrática?
LUCINDA : (RUBORIZANDOSE) Ella dice... Que todos quieren... La misma cosa...
MARQUES : (EXTRAÑADO) Pero, dime... ¿Roberta no te ha explicado aún las verdades de la existencia?
LUCINDA : Oh, no, señor... Ella es muy buena conmigo... Dice que yo me casaré con un joven honesto... Y que él me abrirá los ojos...
MARQUES : (SONRIENDO) La dulce Roberta... No sólo se ha vuelto democrática, sino también burguesa... (MIRANDOLA INTERESADO) ¿Cómo te llamas?
LUCINDA : Lucinda, señor... (BREVE PAUSA) ¿No me dará usted la moneda?
MARQUES : Claro que sí. Ven, tómala... (MIENTRAS ELLA SE APROXIMA Y RECOGE LA MONEDA, EL RETIENE A LA MUCHACHA CON LA OTRA MANO) Eres muy linda, Lucinda... Casi, casi, me dan ganas de darte un beso...
LUCINDA : (EXAGERADAMENTE PUDOROSA) Oh, señor...
MARQUES : (SOLTANDOLA) Pero no te preocupes... no tienes la edad apropiada...
LUCINDA : (CON UN SUSPIRO DE RESIGNACION) Sí, aún soy demasiado joven...
MARQUES : No, al contrario... Estás un poco pasada para mi gusto.
(ALGUN RUIDO SOBRESALTA A LUCINDA, QUE PALIDECE)
LUCINDA : ¡Mi ama! ¡Esa es madame Roberta...!
MARQUES : Tranquilízate.
LUCINDA : (DESPAVORIDA) ¡No, no...! ¡Me matará si me encuentra aquí con usted...!
MARQUES : Yo le explicaré...
LUCINDA : No, por favor... No le diga nada... (BUSCA DONDE ESCONDERSE, HASTA QUE, POR ULTIMO, SE METE DEBAJO DE LA CAMA, ANTE LA MIRADA ATONITA DEL MARQUES)
MARQUES : (PARA SI MISMO) Je ne comprends rien...
(ENTRA MADAME ROBERTA, UNA ATRACTIVA MUJER QUE BORDEA LOS CUARENTA AÑOS)
ROBERTA : ¿Qué hace usted aquí, señor mío...?
MARQUES : (PRECIPITANDOSE SOBRE ELLA. EMOCIONADO) ¡Roberta!
ROBERTA : Sí, yo soy madame Roberta... ¿Pero cómo ha entrado usted en mis habitaciones...?
MARQUES : (CAYENDO DE RODILLAS) ¡Cuánto he pensado en ti, Roberta...!
ROBERTA : (ALGO ALARMADA) Modérese, señor... Si quiere usted pasar al salón, le diré a Lucinda que nos sirva el té y allí podremos conversar...
MARQUES : (BESANDOLE UNA MANO, APASIONADO) ¡No,no...! Es aquí mismo donde debo verte...
ROBERTA : (RETIRANDO SU MANO) ¡Señor...! Debo recordarle que soy una dama...
MARQUES : (DOLORIDO) ¡Roberta...! ¡Tanto he cambiado que no me reconoces...!
ROBERTA : (ALGO DESCONCERTADA) ¿Quién es usted...?
MARQUES : Tú, en cambio, eres la misma de entonces, la misma de siempre... (SE APROXIMA Y LA CONTEMPLA) Appétissante... (SE APROXIMA MAS Y LA HUELE) Aromatique... (SE APROXIMA MAS Y LA LAME) Savoureuse...
ROBERTA : (CON UN ESCALOFRIO) Esa vos... Esa lengua...
MARQUES : (ESPERANZADO) ¿Aún no me reconoces Roberta?
ROBERTA : (ESTUPEFACTA) No... No puede ser...
MARQUES : (DANDOLE UNA TERRIBLE BOFETADA QUE LA TIRA AL SUELO) ¿Y ahora? ¿Todavía no me reconoces?
ROBERTA : (CON APASIONADA ALEGRIA) ¡Tú, Donatien, tú...! Tú, el Marqués de Sade, señor de la Coste y de Saumane, co-señor de Mazan, teniente general de las provincias de Bresse, Bugey, Valromey y Bex, maestre de campo de la caballería real... ¡Tú...!
MARQUES : ¡El mismo! (MIENTRAS SE DESCALZA Y EMPIEZA A DESVESTIRSE) El mismo que viste y calza...
ROBERTA : ¡Espera, Donatien...! Aún no puedo comprenderlo... Hasta aquí llegó la noticia de que te habían encerrado en el manicomio de Charenton y que habías fallecido, en medio de espantosas convulsiones y horriblemente desfigurado, el 2 de diciembre de 1814... He llorado amargamente tu muerte...
MARQUES : (CONMOVIDO) ¿Has llorado por mí, pobre ángel...? (ELLA ENJUGA UNA LAGRIMA) Ah, sigues siendo tan dulcemente ingenua como cuando eras aquella tierna campesina de Valromey que despertó en mis brazos al amor, cuando aún no había cumplido los cuatro años de edad...
ROBERTA : Pero, explícate... ¿Qué fue lo que sucedió?
MARQUES : Todo fue una engañifa, por supuesto... Logré que un estúpido campesino se dejara matar, desfigurar y enterrar con mi ropa, a cambio de la promesa de entregar a su nieta de quince años algunas monedas de oro...
ROBERTA : Donatien... Habrás cumplido esa promesa, me imagino.
MARQUES : Roberta... ¿Crees que la edad me ha hecho abjurar de todos mis principios?
ROBERTA : (ALGO EXTRAÑADA) ¿Cuánto le dejaste?
MARQUES : Ni un centavo, por supuesto... Pero demostré mi agradecimiento de otra manera... pasé una semana entera junto a la linda huerfanita, inculcándole los principios de la filosofía en el tocador... Sí, no creo jactarme al afirmar que la dejé completamente corrompida...
ROBERTA : (NADA INDIGNADA) Ah, Donatien, Donatien... Eres el más canalla de los hombres...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario