lunes, 15 de abril de 2013

Descargar Gratis Compañía Por Eduardo Rovner



Descargar Gratis Compañía

Por Eduardo Rovner 

 

Compañía

Por Eduardo Rovner

 




PERSONAJES
ANA
OSVALDO
MAGDA

EL AMBITO ESCENICO ES EL LIVING DE LA CASA DE ANA Y OSVALDO. MUEBLES CLASICOS, ADORNOS Y FOTOS DE LOS HIJOS DAN UN CLIMA DE CUIDADO Y SOLEDAD DEL MATRIMONIO.
ES DE NOCHE. ANA, SOLA, TRABAJANDO CON UNA MAQUINA DE TEJER. BOSTEZA, SE PARA, SE DESPEREZA, MIRA SU RELOJ, DUDA DE QUE HACER, HASTA QUE SE VUELVE A SENTAR Y SIGUE TEJIENDO. SE OYE RUIDO DE LA CERRADURA, SE ABRE LA PUERTA Y ENTRA OSVALDO CON UN PAQUETE QUE DEJA, LO MAS DISIMULADAMENTE POSIBLE, EN UN COSTADO. ANA LO MIRA SORPRENDIDA. OSVALDO LLEVA UN TRAJE GRIS MUY USADO, EL CUELLO DE LA CAMISA DESABROCHADO Y LA CORBATA FLOJA.

ANA : ¿Qué hacés, viejo?... (OSVALDO SE ACERCA Y LE DA UN BESO) ¿Fuiste a jugar al billar?... (OSVALDO NIEGA) Me hubieras llamado... Estaba... aburrida, no sabía qué hacer, iba a ir a visitar a la nena, pero después pensé que en una de esas no tenías ganas de comer solo y... bueno, al final me quedé.
OSVALDO : ... No sabés lo que me pasó.
ANA : ¿Un desalojo?
OSVALDO : No... no...
ANA : ¿Comiste?... Yo ya comí, tenía hambre...
OSVALDO : No, pero no tengo hambre.
ANA : Te preparé una ensalada por las dudas...
OSVALDO : No, te dije que no quiero comer... Dejame contarte qué me pasó.
ANA : Esperá, antes que me olvide, te llamó el Secretario del Juzgado... Quería preguntarte algo. ¿Te fuiste antes?
OSVALDO : Siempre llama por pavadas... Sí, me fuí antes... Justamente te quiero contar.
ANA : Puede no ser una pavada... ¡Por eso no me fuí! Como me dijo que no estabas, pensé que ibas a llegar temprano.
OSVALDO : (IMPACIENTE) ¡Ana, dejame contarte!
ANA : ¡Bueno, no te pongas así!... Encima que me quedo...
OSVALDO : Perdoname, lo que pasa es que me sucedió algo... no sé cómo llamarlo.
ANA : ¿Bueno o malo?... (OSVALDO DUDA, SE SONRIE) ¿Pero qué? ¡Decí!
OSVALDO : No se... me parece que es algo fantástico, pero... (PAUSA)
ANA : Estaba en el Juzgado. Tres de la tarde. Al Juez se le ocurrió, de golpe, poner todo al día y estaba imposible... Gritos, nervios, papeles por todos lados. Me empecé a sentir mal.
ANA : ¿Te descompusiste?
OSVALDO : No, no... pero empecé a sentirme agobiado, harto. ¡Mal!
ANA : ¿Y qué hiciste?
OSVALDO : En un momento me paré, fuí hasta la ventana y miré para afuera.
ANA : ¿Y?
OSVALDO : Un sol radiante, una tarde hermosa... ¿Sabés qué hice?
ANA : ¿Qué?
OSVALDO : Me fuí. Le dije a Echeverry que me sentía mal y me fuí.
ANA : ¡No! ¿En serio? (OSVALDO ASIENTE) ¿Y qué te dijo?
OSVALDO : Me dijo: -¿Justo ahora, Vernet?- entonces le contesté: - ¿Y qué quiere que le haga? Me siento mal... ahora.
ANA : ¿Y te fuiste?
OSVALDO : Sí.
ANA : ¿Cómo te animaste?
OSVALDO : ¿Raro, no? El asunto es que me animé... ¿Sabés qué? Para mí, que fue el destino.
ANA : ¿Por qué?
OSVALDO : Seguro... Ahora vas a ver... Agarré el coche y me fuí a Palermo...
ANA : ¡Qué loco! ¿Estaba lindo?
OSVALDO : Maravilloso. Me senté en un banco del Rosedal y me puse a mirar los reflejos del sol en el lago. Parecía un sueño.
ANA : ¿Por qué no me viniste a buscar? Me hubiera encantado estar con vos. Yo me pasé la tarde entre el trabajo éste... (SEÑALA LA MAQUINA) y acomodando lo que se me ocurría...
OSVALDO : ¿No tenés que terminarlo para pasado mañana?
ANA : Sí, pero en todo caso llamaba a la dueña de la boutique y le decía que... no sé... cualquier excusa, pero me iba con vos seguro... debía estar hermoso. ¿Hace cuánto que no hacemos algo así?
OSVALDO : Mucho. ¿No?
ANA : ¡Muchísimo! Me podrías haber llamado, aunque sea para preguntarme.
OSVALDO : ... No se me ocurrió.
ANA : Sos ¿Eh? Yo no vi el sol... ¿Y estuviste hasta ahora ahí?
OSVALDO : No... al ratito que estoy sentado como hipnotizado, disfrutando de ese ensueño... (PAUSA)
ANA : ¿Qué pasó?
OSVALDO : ... En un momento miro para el costado y veo, sentada en otro banco, una mujer que me mira y me sonríe. (PAUSA)
ANA : ¿La conocías?
OSVALDO : No.
ANA : Una busca.
OSVALDO : No, no... Yo pensé: -¿Me conocerá de algún lado?- Pero enseguida me olvidé y seguí mirando el reflejo del agua en las hojas de los árboles, en el pasto mojado...
ANA : ¡Apareció el poeta!
OSVALDO : Tendríamos que tener un jardín, Ana.
ANA : ¿Justo ahora? Mejor conformate con las macetas del patio. ¿Y qué hiciste después? Porque no debés haber estado mirando el lago y los árboles hasta ahora.
OSVALDO : No, no... Después de un rato miré de nuevo para el costado y, otra vez, la mujer, ésa que te conté, me sonreía y me saludaba.
ANA : Insistente.
OSVALDO : Sí...
ANA : ¿Y?
OSVALDO : Y... yo ya me sentí incómodo, pero además, no quería pasar por grosero, así que la saludé y le pregunté si la conocía de algún lado.
ANA : ¿Para qué le preguntaste?
OSVALDO : ¿Y cómo no? Si a vos alguien te saluda y vos no lo conocés ¿Qué hacés?
ANA : ¿Hablás en serio? ¡Mil veces me saludaron hombres por la calle! ¿A vos te parecería bien que les dé conversación a todos? ¡Si es la manera más común de enganchar una mujer!
OSVALDO : Bueno, pero acá fue distinto... Yo no la saludé a ella.
ANA : Parecés un chico... ¿Y?
OSVALDO : ¿Y qué?
ANA : Después que le preguntaste si te conocía. ¿Qué te dijo?
OSVALDO : Que no, pero que le gustaría compartir ese momento tan agradable conmigo...
ANA : ¡Mirá vos! ¿Y vos qué le dijiste?
OSVALDO : ...Le dije que sí... ¿Qué le iba a decir?
ANA : ¿Y entonces?
OSVALDO : ...Vino y se sentó al lado mío.
(PAUSA)
ANA : ¿Es una broma?
OSVALDO : No.
ANA : ¿Seguro?
OSVALDO : No, no es una broma. ¿Por qué?
ANA : Osvaldo, no te hagas el idiota.
OSVALDO : Eramos dos personas en una tarde hermosa mirando el lago y nos sentamos juntos a compartir ese momento. ¿Qué tiene de malo?
ANA : ¿Cómo era?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario